viernes, 16 de noviembre de 2007

Poner en orden la mente.




Extraido del libro"Recobrar la mente" de Ramiro Calle.

....."Poner orden en la mente es uno de los objetivos de las prácticas de entrenamiento mental, porque el desorden engendra posterior desorden y partiendo de la mente se proyecta sobre el exterior, en­gendrando situaciones babélicas. Cuando hay desorden, hay insatis­facción, incertidumbre, ansiedad y dolor. El desorden proviene de tantas contradicciones internas, enfoques incorrectos, aferramiento a puntos de vista, conflictos subconscientes, hábitos coagulados, si­tuaciones inacabadas, frustraciones indigeridas, traumas insuperados y heridas aún abiertas. El desorden es visión incorrecta, confusión, caos, ofuscación. Nada hermoso puede surgir de este desorden. En el desorden anidan el apego, la agresividad, el autoengaño y los tó­xicos mentales que a su vez generan más desorden. No hay belleza en el desorden, ni mucho menos armonía, ni por supuesto tranqui­lidad..."
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Hay una historia. No me resisto a contarla. Los cuentos indios dicen en pocas palabras más que volúmenes enteros.

Un buscador occidental partió para la India en busca de un maestro. No halló ninguno que le mereciera confianza. Pero en un pueblecito le dijeron que había un ermitaño en la cima de una montaña y que al parecer era un hombre muy sabio. El occidental emprendió viaje hacia la montaña y comenzó a trepar por una de sus sendas, en busca del ermitaño. De pronto, he aquí que el ermitaño bajaba por la senda y estaba próximo a cruzarse con él. Llevaba un saco a la espalda. En el mismo momento en que ambos hombres se cruza­ban, el ermitaño clavó sus profundos ojos en los del buscador occi­dental. Se hizo un silencio perfecto. El ermitaño, sin dejar de mirar al occidental, dejó el saco en el suelo unos instantes, y luego lo reco­gió y partió sin decir palabra.

El occidental comprendió. Había recibido la gran enseñanza. Es necesario dejar el fardo del pasado, aunque luego se recoja, pero se recogerá con una acritud muy diferente. Para hallar la completa libertad interior y recobrar la mente original de inocencia y calma profunda, es necesario liberarse hasta donde sea posible de los con­dicionamientos de la especie por un lado, y de los condicionamien­tos psicológicos por otro, este misterio que es la mente está apunta­lado por unos y otros condicionamientos"